Mi vocación por la medicina comenzó muy temprano y me ha acompañado toda la vida como un compromiso profundo con el cuidado de la salud femenina. Nací en Nueva York y ahí inicié mis estudios universitarios, pero fue en Chile donde completé la carrera de Medicina, en la Universidad de Santiago, enfrentando los desafíos de compatibilizar la formación académica con la maternidad —una experiencia que profundizó aún más mi comprensión del ciclo vital femenino.

Con más de 20 años de dedicación al servicio público y una continua formación en centros de excelencia nacionales e internacionales, mi enfoque se centra en una medicina empática y basada en la evidencia. Busco no solo tratar enfermedades, sino también empoderar a las mujeres en su salud, especialmente en etapas tan relevantes como el diagnóstico de cáncer de mama o el climaterio, integrando aspectos físicos, emocionales y del estilo de vida.